Hace poco visité la sala de emergencias del hospital Wilma Vázquez de Vega Baja con mi nene enfermo. La muchacha de record médico que atendió muy bien, al verme con el bebé, ella me ayudó a llenar los papeles. El muchacho de vitales fue muy amable y tuvo mucho tácto con mi hijo, el doctor estuvo pendiente a cada momento de que todo estuviera marchando como debía ser. Honestamente fue algo que no me esperaba, ya que he tenido mis decepciones por dicho hospital. Pero su personal es de excelencia.
Ahora bien, no se puede decir lo mismo de las facilidades. En busca de un cambiador para cambiarle el pañal a mi hijo, me topé con la terrible sorpresa de que eso no existe en todo el hospital. El enfermero de vitales intentó ayudarme a buscar un lugar adecuado para eso pero no lo conseguimos. Tenía prisa, el nene tenía diarreas y se le salió todo, necesitaba cambiarlo con urgencia. Así que en una esquinita que vi bastante limpia, tiré unas sábanas que tenía y sobre ellas lo recosté. Rápidamente procedí a cambiarlo. Pero me sentí algo humillada al ver que no podía cambiar decentemente a mi hijo.
Sentí hasta ganas de llorar, pero el personal no tiene culpa, ellos solo trabajan allí y con mucho amor. Pero los administradores del hospital están algo colgaos, deberían atender ese asunto con la mayor prontitud posible. Los bebés no pueden ser excluidos como si no fuesen humanos. Ellos también merecen respeto y ser tratados con dignidad. Los bebés también son personas, necesitan ser tomados en cuenta.
Por otra parte, felicito al personal, son excelentes y les agradezco sus atenciones.
Diario Vivir 